lunes, 26 de mayo de 2014

MOI MOI SUOMI!


 

 

Ha pasado un año desde que nuestra aventura finlandesa empezó y parece que haya sido ayer. Hemos vivido experiencias que quedarán en nuestra memoria para siempre, que nos han cambiado y enseñado, experiencias que nos cuesta creer que hayamos tenido la suerte de vivir.

 

Ya que no teníamos mucho tiempo para escribir y no sabéis mucho de nosotros haremos un resumen de nuestro año y con esto esperamos que otros albaceteños se animen con el voluntariado europeo.

 

Nuestra organización era NuoriPori2100. Esta organización se encarga de dos centros juveniles, un teatro de marionetas y de un grupo de refugiados de Afganistán, Irán y Pakistán, entre otras actividades que surgen de un día para otro. Nuestra actividad principal ha sido el volleyball con los refugiados. Durante todo el año hemos jugado casi todos los días con los niños y dos días a la semana con los adultos, enseñándoles poco a poco como buenamente podíamos. Ahora se ha convertido en su forma de pasar su tiempo libre, les encanta y cada vez quieren jugar más. Gracias a ese tiempo juntos hemos aprendido muchísimo sobre ellos, su cultura y como es ser refugiado en otro país tan diferente al suyo.

 


Volleyball con los niños.

 

Otra de nuestras tareas fue visitar distintas guarderías con nuestras marionetas, fue muy divertido porque el texto era en finés y nosotros solo teníamos que leer y aunque sabíamos más o menos de lo que iba la historia no sabíamos exactamente lo que decíamos pero debía ser gracioso porque los niños se reían un montón.



Teatro de marionetas con el organizador y otros voluntarios.

 

También,  hemos participado en un programa de radio, en el centro de juventud, eventos sobre antirracismo con la cruz roja y en nuestros últimos meses, cuando nuestro inglés lo ha permitido, escribiendo artículos para promocionar nuestro trabajo en la organización. Muchas de esas actividades se convirtieron en nuestro día a día, haciendo nuestra labor una parte fundamental en la asociación.

 

Con respecto al idioma, nos centramos en el inglés dejando un poco de lado el fines, aunque éramos consciente de que era una buena oportunidad para aprender un lenguaje nuevo, debíamos centrarnos en el inglés por motivos laborales. Asistíamos a clase en el centro multicultural con nuestra estupenda profesora, que también era nuestra mentora y que además había sido voluntaria europea en nuestra misma asociación unos años antes. Aunque parezca raro es una de las mejores cosas que nos hemos llevado, sus clases eran geniales y las echaremos de menos.

 

Sobre el alojamiento, nosotros vivíamos en un piso a las afueras de la ciudad a 5 kilómetros de nuestro lugar de trabajo y del centro por lo que todos los días teníamos que coger la bici para ir, cosa que nos acabó encantando, es fantástico montar en bici por Finlandia. Compartíamos piso con los otros voluntarios, unos venían y otros se iban por lo que hemos conocido a gente de Alemania, Turquía, Italia, Hungría, Ucrania y España. En nuestra opinión, creo que es bueno que en un proyecto haya más de un voluntario, nosotros hemos llegado a ser nueve y es mucho más divertido. Creo que en parte, nuestra experiencia ha sido tan buena por esa razón, siempre hay alguien para hablar, compartir experiencias y por supuesto hacer amigos.


Los voluntarios tomando el té en casa de una de las niñas refugiadas (y amiga).

 

Si hay algo por lo que debas participar en el voluntariado europeo es por las oportunidades que te da de viajar, no solo dentro del país donde vayas si no también en el resto de Europa. Por supuesto nosotros viajamos por toda Finlandia, desde Helsinki hasta Laponia. Tuvimos la oportunidad de ver dos veces la aurora boreal, montar en un trineo de renos, andar por un lago helado, hacer muchísimas barbacoas con la típica makkara (salchichas finlandesas), usar la sauna finlandesa con su correspondiente baño post sauna en agua helada, vivir el frío finlandés (llegamos a sobrevivir a -24ºC), ver el otoño con tantísimos colores, bañarnos en verano en la playa de Yyteri (el mar Báltico), disfrutar de los miles de lagos, etc. Pero también, gracias a que aprendimos a viajar economizando, aprovechando el  dinero en lo que de verdad merece la pena, estuvimos en Croacia, Hungría, Republica Checa, Austria y Estonia ¡y todo eso en un año!

 
 


 

Pueblo de Santa Claus, Rovaniemi, Laponia

 

Para terminar, solo decir que es una oportunidad única, es una manera “fácil” de vivir en otro país, de aprender un idioma, de conocer gente, culturas... 

 

Espero que os hayamos ayudado a dar el paso para ser los nuevos voluntarios de Albacete por Europa! ¡No dejéis pasar esta oportunidad!

 

Antonio y Marian.