Ha
pasado un año desde que nuestra aventura finlandesa empezó y parece que haya
sido ayer. Hemos vivido experiencias que quedarán en nuestra memoria para
siempre, que nos han cambiado y enseñado, experiencias que nos cuesta creer que
hayamos tenido la suerte de vivir.
Ya que
no teníamos mucho tiempo para escribir y no sabéis mucho de nosotros haremos un
resumen de nuestro año y con esto esperamos que otros albaceteños se animen con
el voluntariado europeo.
Nuestra
organización era NuoriPori2100. Esta organización se encarga de dos centros
juveniles, un teatro de marionetas y de un grupo de refugiados de Afganistán,
Irán y Pakistán, entre otras actividades que surgen de un día para otro.
Nuestra actividad principal ha sido el volleyball con los refugiados. Durante
todo el año hemos jugado casi todos los días con los niños y dos días a la
semana con los adultos, enseñándoles poco a poco como buenamente podíamos.
Ahora se ha convertido en su forma de pasar su tiempo libre, les encanta y cada
vez quieren jugar más. Gracias a ese tiempo juntos hemos aprendido muchísimo
sobre ellos, su cultura y como es ser refugiado en otro país tan diferente al
suyo.
Volleyball
con los niños.
Otra de
nuestras tareas fue visitar distintas guarderías con nuestras marionetas, fue
muy divertido porque el texto era en finés y nosotros solo teníamos que leer y
aunque sabíamos más o menos de lo que iba la historia no sabíamos exactamente
lo que decíamos pero debía ser gracioso porque los niños se reían un montón.
Teatro
de marionetas con el organizador y otros voluntarios.
También,
hemos participado en un programa de
radio, en el centro de juventud, eventos sobre antirracismo con la cruz roja y
en nuestros últimos meses, cuando nuestro inglés lo ha permitido, escribiendo
artículos para promocionar nuestro trabajo en la organización. Muchas de esas actividades
se convirtieron en nuestro día a día, haciendo nuestra labor una parte
fundamental en la asociación.
Con
respecto al idioma, nos centramos en el inglés dejando un poco de lado el
fines, aunque éramos consciente de que era una buena oportunidad para aprender
un lenguaje nuevo, debíamos centrarnos en el inglés por motivos laborales.
Asistíamos a clase en el centro multicultural con nuestra estupenda profesora, que
también era nuestra mentora y que además había sido voluntaria europea en
nuestra misma asociación unos años antes. Aunque parezca raro es una de las
mejores cosas que nos hemos llevado, sus clases eran geniales y las echaremos
de menos.
Sobre
el alojamiento, nosotros vivíamos en un piso a las afueras de la ciudad a 5
kilómetros de nuestro lugar de trabajo y del centro por lo que todos los días
teníamos que coger la bici para ir, cosa que nos acabó encantando, es
fantástico montar en bici por Finlandia. Compartíamos piso con los otros
voluntarios, unos venían y otros se iban por lo que hemos conocido a gente de
Alemania, Turquía, Italia, Hungría, Ucrania y España. En nuestra opinión, creo
que es bueno que en un proyecto haya más de un voluntario, nosotros hemos
llegado a ser nueve y es mucho más divertido. Creo que en parte, nuestra
experiencia ha sido tan buena por esa razón, siempre hay alguien para hablar,
compartir experiencias y por supuesto hacer amigos.
Los
voluntarios tomando el té en casa de una de las niñas refugiadas (y amiga).
Si hay
algo por lo que debas participar en el voluntariado europeo es por las
oportunidades que te da de viajar, no solo dentro del país donde vayas si no
también en el resto de Europa. Por supuesto nosotros viajamos por toda
Finlandia, desde Helsinki hasta Laponia. Tuvimos la oportunidad de ver dos
veces la aurora boreal, montar en un trineo de renos, andar por un lago helado,
hacer muchísimas barbacoas con la típica makkara (salchichas finlandesas), usar
la sauna finlandesa con su correspondiente baño post sauna en agua helada,
vivir el frío finlandés (llegamos a sobrevivir a -24ºC), ver el otoño con
tantísimos colores, bañarnos en verano en la playa de Yyteri (el mar Báltico), disfrutar
de los miles de lagos, etc. Pero también, gracias a que aprendimos a viajar economizando,
aprovechando el dinero en lo que de
verdad merece la pena, estuvimos en Croacia, Hungría, Republica Checa, Austria
y Estonia ¡y todo eso en un año!
Pueblo
de Santa Claus, Rovaniemi, Laponia
Para
terminar, solo decir que es una oportunidad única, es una manera “fácil” de
vivir en otro país, de aprender un idioma, de conocer gente, culturas...
Espero
que os hayamos ayudado a dar el paso para ser los nuevos voluntarios de
Albacete por Europa! ¡No dejéis pasar esta oportunidad!
Antonio y Marian.